Este domingo, apurando el último fin de semana antes del viaje a USA, me acerqué a Baltar, en donde se encontraba el resto de la gente del curso de parapente, para intentar hacer algún vuelo de despedida.

Al final, el tiempo acompaño y pudimos realizar tres vuelos. El primer vuelo lo realizamos en una zona con térmicas y aunque fue bastante movidito fue, sin dudas, toda una experiencia: mis primeras plegadas, la primera vez que hacía orejas, y mucha adrenalina.
Los otros dos vuelos fueron mucho más suaves lo que nos permitió disfrutar del paisaje y hacer alguna otra maniobra, como algún 360 sobre la pista.
El resumen es que todavía me queda mucho que practicar, pero que esto del parapente es muy divertido :-)
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